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Un Rastro de Muerte: Un Misterio Keri Locke – Libro #1
Blake Pierce
Un Misterio Keri Locke #1
В«Una historia dinГЎmica que te atrapa desde el primer capГtulo y no te deja irВ».
–-Midwest Book Review, Diane Donovan (en torno a Una Vez Desaparecido)
Del autor de misterio #1 en ventas, Blake Pierce, viene una nueva obra maestra del suspense psicolГіgico.
Keri Locke, detective de Personas Desaparecidas en la DivisiГіn de Homicidios del Departamento de PolicГa de Los ГЃngeles, continГєa acechada por el secuestro, aГ±os antes, de su propia hija, a la que nunca han encontrado. TodavГa obsesionada por hallarla, Keri oculta su pena de la Гєnica manera que conoce: metiГ©ndose de lleno en los casos de personas extraviadas en Los ГЃngeles.
Una llamada telefГіnica rutinaria, realizada por la preocupada madre de una estudiante de secundaria, desaparecida hace apenas dos horas, deberГa ser ignorada. Sin embargo, algo en la voz de la madre le toca la fibra sensible y Keri decide investigar.
Lo que descubre le impacta. La hija desaparecida —de un prominente senador— ha estado escondiendo secretos que nadie conocГa. Cuando todas las pruebas apuntan a una fuga de casa, Keri recibe la orden de dejar el caso. Sin embargo, a pesar de las presiones de sus superiores y de los medios, a pesar de todas las pistas que se caen, la brillante y obsesionada Keri se niega a abandonar. Sabe que solo dispone de 48 horas si quiere tener alguna posibilidad de traer a la chica de vuelta, sana y salva.
Un oscuro thriller psicológico con un suspense que acelera los latidos, UN RASTRO DE MUERTE marca el debut de una nueva serie que te atrapará —y de un nuevo y adorable personaje— que te dejará leyendo hasta altas horas de la noche.
«¡Una obra maestra de suspense y misterio! El autor hizo un trabajo magnГfico desarrollando personajes con un lado psicolГіgico tan bien descrito que percibimos el interior de sus mentes, seguimos sus miedos y aplaudimos sus Г©xitos. La trama es muy inteligente y te mantendrГЎ entretenido a lo largo del libro. Lleno de giros, este libro te mantendrГЎ despierto hasta llegar a la Гєltima pГЎginaВ».
–-Libros and Movie Reviews, Roberto Mattos (en torno a Una Vez Desaparecido)
El libro #2 en la serie Keri Locke pronto estarГЎ disponible.
Blake Pierce
UN RASTRO DE MUERTE
UN RASTRO DE MUERTE
(UN MISTERIO KERI LOCKE – LIBRO 1)
B L A K EВ В P I E R C E
Blake Pierce
Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambiГ©n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicolГіgico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicolГіgico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros).
Blake Pierce es un ГЎvido lector y fan de toda la vida de los gГ©neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, asГ que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com para saber mГЎs y mantenerte en contacto.
Copyright В© 2016 by Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto como estГ© permitido bajo la U.S. Copyright Act of 1976, ninguna parte de esta publicaciГіn puede serВ reproducida, distribuida o transmitida bajo ninguna forma y por ningГєn medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperaciГіn, sin el permiso previo del autor. Este libro electrГіnico estГЎ licenciado solo para su entretenimiento personal. Este libro electrГіnico no puede ser revendido o regalado a otras personas. Si usted quisiera compartir este libro con otra persona, compre por favor una copia adicional para cada destinatario. Si usted estГЎ leyendo este libro y no lo comprГі, o no fue comprador para su uso exclusivo, entonces por favor devuГ©lvalo y compre su propia copia. Gracias por respetar el arduo trabajo de este autor. Esta es una obra de ficciГіn. Nombre, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son, o producto de la imaginaciГіn del autor o son usados en forma de ficciГіn. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia. La imagen de portada Copyright PhotographyByMK, usada bajo licencia de Shutterstock.com.
LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE
LA NIГ‘ERA
CASI AUSENTE (Libro #1)
CASI PERDIDA (Libro #2)
CASI MUERTA (Libro #3)
SERIE DE THRILLER DE SUSPENSE PSICOLГ“GICO CON JESSIE HUNT
EL ESPOSA PERFECTA (Libro #1)
EL TIPO PERFECTO (Libro #2)
LA CASA PERFECTA (Libro #3)
SERIE DE MISTERIO PSICOLГ“GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE
AL LADO (Libro #1)
LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2)
CALLEJГ“N SIN SALIDA (Libro #3)
SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE
SI ELLA SUPIERA (Libro #1)
SI ELLA VIERA (Libro #2)
SI ELLA CORRIERA (Libro #3)
SI ELLA SE OCULTARA (Libro #4)
SI ELLA HUYERA (Libro #5)
SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE
VIGILANDO (Libro #1)
ESPERANDO (Libro #2)
ATRAYENDO (Libro #3)
TOMANDO (Libro #4)
SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE
UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)
UNA VEZ TOMADO (Libro #2)
UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)
UNA VEZ ATRAГЌDO (Libro #4)
UNA VEZ CAZADO (Libro #5)
UNA VEZ AГ‘ORADO (Libro #6)
UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)
UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8)
UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)
UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)
UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)
UNA VEZ ATADO (Libro #12)
UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)
UNA VEZ INACTIVO (Libro #14)
SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE
ANTES DE QUE MATE (Libro #1)
ANTES DE QUE VEA (Libro #2)
ANTES DE QUE CODICIE (Libro #3)
ANTES DE QUE SE LLEVE (Libro #4)
ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)
ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)
ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)
ANTES DE QUE CACE (Libro #8)
ANTES DE QUE ATRAPE (Libro #9)
ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10)
ANTES DE QUE DECAIGA (Libro #11)
ANTES DE QUE ENVIDIE (Libro #12)
SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK
CAUSA PARA MATAR (Libro #1)
UNA RAZГ“N PARA HUIR (Libro #2)
UNA RAZГ“N PARA ESCONDERSE (Libro #3)
UNA RAZГ“N PARA TEMER (Libro #4)
UNA RAZГ“N PARA RESCATAR (Libro #5)
UNA RAZГ“N PARA ATERRARSE (Libro #6)
SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE
UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)
UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)
UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)
UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)
UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)
PRГ“LOGO
EchГі un vistazo a su reloj.
2:59 P. M.
El timbre de la escuela sonarГa en menos de un minuto.
Ashley vivГa a solo doce manzanas del instituto, algo mГЎs de un kilГіmetro, y casi siempre hacГa el trayecto sola. Esa era su Гєnica preocupaciГіn —que hoy fuera una de las raras ocasiones en que fuera acompaГ±ada.
Cuando faltaban cinco minutos para la salida de la escuela, la vio, y se le cayГі el alma a los pies al verla caminar junto a otras dos chicas a lo largo de Main Street. Pararon en un cruce y se pusieron a hablar. AsГ no servirГa. TenГan que dejarla. TenГan que hacerlo.
SintiГі que la ansiedad crecГa en su estГіmago. Se suponГa que este serГa el dГa.
Sentado en el asiento delantero de su furgoneta, intentaba controlar lo que a Г©l le gustaba llamar su yo original. Era su yo original el que afloraba cuando estaba haciendo sus experimentos especiales con los especГmenes allГЎ en su casa. Era su yo original el que le permitГa ignorar los gritos y las sГєplicas de esos especГmenes para poder concentrarse en su importante trabajo.
TenГa que mantener bien oculto su yo original. Se recordГі a sГ mismo que debГa llamarlas chicas y no especГmenes. Se recordГі a sГ mismo que debГa usar nombres propios como Ashley. Se recordГі a sГ mismo que para otras personas Г©l parecГa completamente normal, y que si actuaba de esa manera, nadie podrГa decir quГ© merodeaba en su corazГіn.
Lo habГa estado haciendo durante aГ±os, actuar de forma normal. Algunas personas incluso le consideraban tranquilo. Eso le gustaba. Significaba que era un gran actor. Y al actuar de forma normal casi todo el tiempo, de alguna manera se habГa labrado una vida, una que algunos podrГan incluso envidiar. PodГa ocultarse a plena vista.
AГєn asГ, ahora mismo podГa sentirlo explotar dentro de su pecho, suplicando que lo dejara salir. El deseo le estaba restando fuerzas, tenГa que controlarlo.
CerrГі sus ojos y respirГі profundamente varias veces, tratando de recordar las instrucciones. Con la Гєltima respiraciГіn, inhalГі durante cinco segundos para despuГ©s exhalar lentamente, dejando que el sonido que habГa aprendido saliera de su boca lentamente.
–Ohhhmmm…
AbriГі los ojos y sintiГі una oleada de alivio. Las dos amigas habГan girado hacia el oeste por la Avenida Clubhouse, hacia la costa. Ashley continuГі sola hacia el sur por Main Street, cerca del parque canino.
HabГa tardes en las que ella se quedaba por allГ, mirando a los perros correr tras las pelotas de tenis por el suelo cubierto de trocitos de madera. Pero hoy no. Hoy ella caminaba con un propГіsito, como si tuviera que estar en algГєn lugar.
Si ella hubiera sabido lo que se avecinaba, no se hubiera molestado en ir.
Ese pensamiento le hizo sonreГr para sГ mismo.
Siempre habГa pensado que ella era atractiva. AdmirГі de nuevo su cuerpo de surfista, esbelto y atlГ©tico, mientras poco a poco se acercaba hacia ella, viniendo por detrГЎs a lo largo de la calle, pendiente de dejar que pasara el alegre desfile de estudiantes. Ella llevaba una falda rosa que le llegaba justo por encima de las rodillas y un top azul vivo que se amoldaba a su figura.
Entonces dio el paso.
Una tibia serenidad le invadiГі. EncendiГі el poco convencional cigarrillo electrГіnico que estaba encima de la guantera central de la furgoneta y pisГі con suavidad el acelerador.
ParГі la furgoneta al lado de ella y la llamГі por la ventana abierta junto al asiento del copiloto.
–Eh.
Al principio la cogiГі por sorpresa. EntrecerrГі los ojos para mirar hacia el interior del vehГculo, pues no podГa ver de quiГ©n se trataba.
–Soy yo —dijo él como si nada. Aparcó la furgoneta, se inclinó y abrió la puerta del copiloto para que ella pudiera ver quién era.
Ella se inclinГі un poco para velo mejor. Al cabo de un instante, Г©l vio en el rostro de ella que le habГa reconocido.
–Ah, hola. Lo siento —se disculpó.
–No hay problema —le aseguró él, antes de dar una larga calada.
Ella mirГі con mГЎs detenimiento el objeto que Г©l tenГa en la mano.
–Nunca habГa visto uno asГ.
–¿Quieres probarlo? —le ofreció de la manera más informal que pudo.
Ella asintiГі y se acercГі, inclinГЎndose hacia dentro. Г‰l se inclinГі hacia ella tambiГ©n, como si fuera a quitГЎrselo de la boca para dГЎrselo a ella. Pero cuando ella estaba a un metro de distancia, Г©l pulsГі un botoncito del aparato, lo que causГі que un pequeГ±o cierre se abriera y esparciera una sustancia quГmica en el rostro de ella, en forma de pequeГ±a nube. A la vez, Г©l se colocГі una mГЎscara delante de la nariz, para no aspirar la sustancia.
Fue tan sutil y silencioso que Ashley ni siquiera lo notГі. Antes de que pudiera reaccionar, se le empezaron a cerrar los ojos, y empezГі a desplomГЎrsele el cuerpo.
Ella ya estaba cayendo hacia delante, perdiendo la conciencia, y lo Гєnico que Г©l tuvo que hacer fue extender los brazos e introducirla en el asiento del pasajero. Para alguien que lo viera por casualidad, podrГa incluso verse como si ella hubiera subido voluntariamente.
Su corazГіn palpitaba con fuerza pero se record a sГ mismo que debГa mantener la calma. Ya habГa llegado hasta aquГ.
PasГі el brazo por encima del espГ©cimen, tirГі de la puerta del copiloto para cerrarla, abrochГі bien el cinturГіn de seguridad a ella y despuГ©s el suyo. Finalmente, se permitiГі respirar una sola vez, lenta y profundamente.
DespuГ©s de asegurarse de que todo estaba despejado, arrancГі.
Enseguida se uniГі al trГЎfico de media tarde del Sur de California, confundiГ©ndose como otro conductor mГЎs, tratando de navegar en un ocГ©ano de humanidad.
CAPГЌTULO UNO
Lunes
Al caer la tarde
La detective Keri Locke se suplicaba a sГ misma a no hacerlo esta vez. Como la detective de mГЎs bajo rango en la DivisiГіn PacГfico Los ГЃngeles Oeste Unidad de Personas Desaparecidas, se esperaba que trabajara mГЎs duro que cualquier otro en la divisiГіn. Y como mujer de treinta y cinco aГ±os que se habГa unido a la fuerza hacГa apenas cuatro, a menudo sentГa que se esperaba que ella fuese la policГa mГЎs trabajadora de todo el Departamento de PolicГa de Los ГЃngeles. No podГa darse el lujo de que pareciera que se estaba tomando un descanso.
A su alrededor, el departamento rebosaba de actividad. Una anciana de origen hispano estaba sentada junto a un escritorio cercano, poniendo una denuncia por el robo de una cartera. Al otro lado de la sala, estaban fichando a un ladrГіn de coches. Era una tГpica tarde en la que ahora era su nueva vida. Pero la ansia seguГa allГ, recurrente, consumiГ©ndola, negГЎndose a ser ignorada.
Se dejГі llevar. Se levantГі y se dirigiГі a la ventana que daba al Culver Boulevard. Se parГі allГ y casi pudo ver su reflejo. Con el resplandor vacilante del sol del atardecer, ella parecГa medio humana, medio fantasma.
AsГ era cГіmo se sentГa. SabГa que, objetivamente, era una mujer atractiva. Un metro setenta de estatura y alrededor de 59 kilos —60 si era honesta—, con el pelo rubio cenizo y una figura que con una maternidad de por medio habГa permanecido intacta, todavГa llamaba la atenciГіn.
Pero si la miraban mГЎs de cerca, verГan que sus ojos marrones estaban enrojecidos y lacrimosos, su frente era un ovillo de lГneas prematuras y su piel en ocasiones tenГa la palidez, bueno, de un fantasma.
Al igual que en la mayorГa de las jornadas, ella vestГa una sencilla blusa, ajustada dentro de pantalones negros, y zapatos bajos de color negro que se veГan profesionales y eran fГЎciles de llevar. Llevaba el pelo recogido hacia atrГЎs en una cola de caballo. Era su uniforme no oficial. Casi la Гєnica cosa que cambiaba diariamente era el color de la parte de arriba. Todo ello reforzaba su sentir de que estaba dejando pasar el tiempo mГЎs que viviendo en verdad.
Keri percibiГі movimiento por el rabillo del ojo y saliГі de su introspecciГіn. AhГ venГan.
Fuera de la ventana, Culver Boulevard estaba casi vacГo de gente. HabГa un carril para corredores y ciclistas a lo largo de la calle. La mayorГa de los dГas, al caer la tarde, estaba congestionada por el trГЎfico peatonal. Pero hoy hacГa un calor implacable, con temperaturas cercanas a los treinta y siete grados centГgrados y ninguna brisa, incluso ahГ, a menos de ocho kilГіmetros de la playa. Los padres que normalmente venГan con sus hijos a pie, del colegio a casa, habГan preferido ese dГa sus coches con aire acondicionado. Todos menos uno.
Exactamente a las 4:12, como un reloj, una pequeГ±a, de siete u ocho aГ±os de edad, pedaleaba en su bicicleta lentamente por el sendero. VestГa un bonito vestido blanco. Su joven mamГЎ caminaba detrГЎs de ella en vaqueros y camiseta, con una mochila colgada del hombro de manera casual.
Keri luchГі contra la ansiedad que borboteaba en su estГіmago y mirГі alrededor para ver si alguien en la oficina estaba observГЎndola. Nadie. Entonces se dejГі llevar por el escozor al que habГa procurado resistirse durante todo el dГa y se puso a contemplar.
Keri las observaba con una mirada de celos y adoraciГіn. AГєn no podГa creerlo, incluso despuГ©s de tantas veces junto a esta ventana. La pequeГ±a era la viva imagen de Evie, desde el ondulado cabello rubio y los ojos verdes, hasta la sonrisa ligeramente torcida.
PermaneciГі en trance, mirando por la ventana mucho despuГ©s que madre e hija hubieran desaparecido de su vista.
Cuando finalmente despertГі y volviГі a su oficina de planta abierta, la anciana de origen hispano ya se iba. El ladrГіn de coches habГa sido procesado. Un nuevo maleante, esposado e insolente, se habГa colocado junto a la ventanilla para ser fichado, mientras un alerta oficial uniformado permanecГa a su izquierda.
EchГі un vistazo al reloj digital de pared que habГa encima de la mГЎquina de cafГ©. Marcaba las 4:22.
«¿Realmente he estado parada junto a esa ventana diez minutos enteros? Esto va a peor, no a mejor.»
VolviГі a su mesa con la cabeza baja, tratando de no hacer contacto visual con ninguno de sus compaГ±eros. Se sentГі y mirГі los archivos que habГa sobre su mesa. El caso Martine casi estaba cerrado, solo esperaba un aviso del fiscal para poder meterlo en el armario de В«completo hasta el juicioВ». El caso Sanders estaba en espera hasta que los criminalistas regresaran con su informe preliminar. La DivisiГіn Rampart habГa pedido a la Pacific que buscara a una prostituta llamada Roxie que habГa desaparecido del radar; un colega les habГa dicho que ella habГa comenzado a trabajar en Westside y tenГan la esperanza de que alguien en su unidad pudiera confirmarlo para no tener que abrir un expediente.
Lo peculiar de los casos de personas desaparecidas, al menos en el caso de los adultos, era que desaparecer no era un crimen. La policГa tenГa mГЎs margen con los menores, dependiendo de la edad. Pero en general, no habГa nada que evitara que la gente simplemente abandonara sus vidas. SucedГa con mГЎs frecuencia de lo que la gente pensaba. Sin pruebas de juego sucio, los cuerpos policiales estaban limitados a lo que legalmente podГan hacer para investigar. Debido a eso, casos como el de Roxie solГan pasar inadvertidos.
Suspirando resignada, Keri se dio cuenta que, exceptuando algo extraordinario, no habГa realmente razГіn alguna para quedarse despuГ©s de las cinco.
CerrГі los ojos y se imaginГі a sГ misma, dentro de menos de una hora, relajГЎndose en su casa bote, el Sea Cups, sirviГ©ndose tres dedos —bueno, cuatro— de Glenlivet y poniГ©ndose cГіmoda para un atardecer con sobras de comida china y capГtulos repetidos de Scandal. Si esa terapia personalizada no daba resultado, podГa terminar en el divГЎn de la Dra. Blanc, una opciГіn poco atractiva.
HabГa comenzado a guardar sus archivos del dГa cuando Ray llegГі y se dejГі caer en la silla de la enorme mesa que compartГan. Ray era oficialmente el detective RaymondВ В«BigВ» Sands, su compaГ±ero por ya casi un aГ±o y su amigo por cerca de siete.
Realmente hacГa honor a su apodo. Ray (Keri nunca lo llamaba В«BigВ», Г©l no necesitaba un masaje de ego) era un hombre negro de un metro noventa y cinco y 104 kilos, con una brillante calva, un diente inferior partido, una perilla muy cuidada y una aficiГіn a vestir camisas demasiado pequeГ±as para Г©l, solo para marcar cuerpo.
Con cuarenta aГ±os, Ray aГєn se parecГa al boxeador, medallista olГmpico de bronce, que habГa sido a los veinte, y el contendiente profesional de peso pesado, con un registro de 28-2-1, que habГa sido hasta la edad de veintiocho. Fue entonces cuando un pequeГ±o contrincante zurdo, casi trece centГmetros mГЎs bajo que Г©l, le dejГі sin ojo derecho de un malicioso gancho y le puso a su carrera un chirriante final. UtilizГі un parche durante dos aГ±os, que le resultГі incГіmodo, y finalmente se puso un ojo de vidrio, con el que de alguna manera le iba mejor.
Como Keri, Ray se uniГі a la Fuerza mГЎs tarde que la mayorГa, cuando al principio de la treintena buscaba un nuevo propГіsito en la vida. AscendiГі rГЎpidamente y era ahora el detective sГ©nior en la Unidad de Personas Desaparecidas de la DivisiГіn PacГfico o UPD.
–Pareces una mujer que sueña con olas y whisky —dijo.
–¿Tan evidente es? —preguntó Keri.
–Soy un buen detective. Mis poderes de observación son inigualables. Además, hoy ya mencionaste dos veces tus excitantes planes vespertinos.
–¿Qué puedo decir? Soy persistente cuando persigo mis objetivos, Raymond.
Г‰l sonriГі, con su ojo bueno mostraba una calidez que su defecto fГsico ocultaba. Keri era la Гєnica a la que permitГa llamarle por su nombre propio. A ella le gustaba mezclarlo con otros tГtulos, menos halagadores. Con frecuencia Г©l hacГa lo mismo con respecto a ella.
–Escucha, pequeña señorita Sunshine, puede que estés mejor invirtiendo los últimos minutos de tu turno revisando con los criminalistas acerca del caso Sanders en lugar de soñar despierta con beber despierta.
–¿Beber despierta? —dijo ella, simulando estar ofendida—. No es beber despierta si empiezo después de las cinco, Gigantor.
Г‰l iba a responderle cuando el telГ©fono sonГі. Keri cogiГі la llamada antes de que Ray pudiera decir algo y ella, juguetona, le sacГі la lengua.
–DivisiГіn PacГfico Personas Desaparecidas. Detective Locke al habla.
Ray se puso a la escucha tambiГ©n pero sin hablar.
La mujer que llamaba parecГa joven, alrededor de treinta aГ±os, mГЎs o menos. Antes de que ella dijera siquiera por quГ© estaba llamando, Keri notГі la preocupaciГіn en su voz.
–Me llamo Mia Penn. Vivo en la Avenida Dell en los Canales de Venice. Estoy preocupada por mi hija, Ashley. DeberГa haber llegado a casa de la escuela a las tres treinta. SabГa que la iba a llevar a una visita con el dentista a las cuatro cuarenta y cinco. Me escribiГі un mensaje justo antes de salir de la escuela a las tres pero no estГЎ aquГ y no responde a ninguna de mis llamadas o mensajes. Eso no es tГpico de ella para nada. Es muy responsable.
–Sra. Penn, ¿Ashley normalmente va a pie o en coche hasta casa? —preguntó Keri.
–Viene a pie. Está solo en décimo grado, tiene quince años. Ni siquiera ha comenzado las clases de conducir.
Keri mirГі a Ray. SabГa lo que Г©l iba a decir y no tenГa argumentos para contradecirlo. Pero habГa algo en el tono de Mia Penn que no le gustГі. PodГa decir que la mujer apenas podГa mantener el control. HabГa pГЎnico bajo la superficie. QuerГa pedirle a Г©l que se saltaran el protocolo pero no se le ocurrГa ninguna razГіn creГble para hacerlo.
–Sra. Penn, habla el detective Ray Sands. Estoy escuchándola por la extensión. Quiero que respire profundamente y luego me diga si su hija ha llegado tarde a casa alguna vez.
Mia Penn replicГі enseguida, olvidГЎndose de la sugerencia de respirar mejor.
–Por supuesto —admitió, tratando de ocultar la exasperación en su voz—. Como dije, tiene quince años. Pero siempre ha enviado mensajes o ha llamado si se va a retrasar más de una hora. Y nunca se retrasa cuando tenemos planes.
Ray respondiГі sin dirigir la vista a Keri, porque sabГa que ella lo mirarГa con desaprobaciГіn.
–Sra. Penn, oficialmente, su hija es menor de edad y las normas con respecto a personas desaparecidas no se aplican igual que como sucede con un adulto. Tenemos una autoridad mГЎs amplia para investigar. Pero hablГЎndole honestamente, una adolescente que no estГ© respondiendo a los mensajes de su madre y no haya llegado a casa menos de dos horas despuГ©s de la salida de la escuela, no va a disparar el tipo de respuesta inmediata que usted espera. En este punto no hay mucho que podamos hacer. En una situaciГіn como esta, lo mejor que puede hacer es acercarse a la comisarГa y rellenar un informe. Eso es algo que debe hacer. Eso no supone ningГєn problema y podrГa acelerar las cosas si necesitamos desplegar recursos.
Hubo una larga pausa antes de que Mia Penn respondiera. El tono de su voz, a diferencia de antes, se volviГі cortante.
–¿Cuánto tiempo tengo que esperar para que usted despliegue, detective? —preguntó ella—. ¿Son dos horas más que suficiente? ¿Tengo que esperar hasta que oscurezca? ¿A que no esté en casa mañana por la mañana? Apuesto a que si yo fuera…
Fuera lo que fuera lo que Mia Penn estaba a punto de decir se lo callГі, como si supiera que cualquier cosa que aГ±adiera serГa contraproducente. Ray iba a responder pero Keri levantГі la mano y le lanzГі su patentada mirada de В«deja que yo me encargue de estoВ».
–Escuche, Sra. Penn, habla la detective Locke de nuevo. Usted dice que vive en los Canales, ¿correcto? Eso está de camino a mi casa. Deme su dirección de correo electrónico. Le enviaré un formulario de personas desaparecidas. Puede empezar a rellenarlo y yo pasaré para ayudarla a completarlo y agilizar su ingreso en el sistema. ¿Qué le parece?
–Me parece bien, detective Locke. Gracias.
–No hay problema. Y bueno, quizás Ashley ya esté en casa para cuando yo llegue y yo pueda darle un sermón sobre mantener a su mamá informada… sin cargos.
Keri cogiГі el bolso y las llaves y se preparГі para ir a casa de los Penn.
Ray no habГa dicho una palabra desde que colgaron. Ella sabГa que Г©l estaba echando humo silenciosamente pero ella evitГі levantar la vista. Si sus miradas se cruzaban, serГa ella la que recibirГa el sermГіn y no estaba de humor.
Pero al parecer Ray no necesitaba hacer contacto visual para lo que opinaba.
–Los Canales no están de camino a tu casa.
–Solo tengo que desviarme un poco—insistiГі ella, todavГa sin levantar la vista—. AsГ que tendrГ© que esperar hasta las seis treinta para regresar al puerto deportivo y a Olivia Pope y asociados. No hay para tanto.
Ray suspirГі y se reclinГі en su silla.
–SГ que hay para tanto. Keri, hace casi un aГ±o que eres detective aquГ. Me gusta tenerte como compaГ±era. Y has hecho un gran trabajo, incluso antes de que consiguieras tu placa. El caso Gonzales, por ejemplo. No creo que yo lo hubiera podido resolver y llevo una dГ©cada mГЎs que tГє investigando estos casos. Tienes una especie de sexto sentido para estas cosas. Es por eso que te usaba como recurso en los viejos tiempos. Y es por eso que tienes el potencial para ser una verdadera gran detective.
–Gracias —dijo ella, aunque sabГa que no Г©l no habГa terminado.
–Pero tienes una gran debilidad y va a ser tu perdición si no le pones freno. Debes permitir que el sistema funcione. Existe por una razón. El setenta y cinco por ciento de nuestro trabajo se resuelve en las primeras veinticuatro horas sin nuestra ayuda. Debemos dejar que eso suceda para concentrarnos en el otro veinticinco por ciento. Si no lo hacemos, terminamos sobrecargados de trabajo. Nos volvemos improductivos, o peor aún… contraproducentes. Y entonces traicionamos a la gente que de verdad acaba necesitándonos. Es parte de nuestro trabajo escoger nuestras batallas.
–Ray, no estoy ordenando una Alerta AMBER o algo parecido. Solo estoy ayudando con algo de papeleo a una madre preocupada. Y en verdad, son solo quince minutos de desvГo de mi ruta.
–Y… —dijo él esperando algo más.
–Y habГa algo en su voz. EstГЎ ocultando algo. Quiero hablar con ella cara a cara. Puede que no sea nada. Y si es asГ, me irГ©.
Ray negГі con la cabeza y lo intentГі una vez mГЎs.
–¿CuГЎntas horas perdiste con ese chico sin hogar en Palms que estabas segura de que habГa desaparecido y no fue asГ? ВїQuince?
Keri se encogiГі de hombros.
–Mejor asegurarse que lamentarse —murmuró por lo bajo.
–Mejor empleado que despedido por uso inapropiado de los recursos del departamento —replicó él.
–Ya son más de las cinco —dijo Keri.
–¿Y eso qué significa?
–Significa que me paso de mi turno. Y esa madre me está esperando.
–Como si nunca te pasaras de tu turno. LlГЎmala, Keri. Dile que te envГe por correo electrГіnico los formularios cuando haya terminado. Dile que llame aquГ si tiene alguna pregunta. Pero ve a casa.
Ella habГa sido tan paciente como habГa podido pero por lo que a ella concernГa, la conversaciГіn habГa terminado.
–Te veré mañana, Don Limpio —dijo, dándole un apretón en el brazo.
Cuando se dirigГa al aparcamiento para buscar su Toyota Prius de color plata de diez aГ±os, tratГі de recordar el atajo mГЎs rГЎpido para llegar a los Canales de Venice. SentГa ya una urgencia que no comprendГa.
Una que no le gustaba.
CAPГЌTULO DOS
Lunes
Al caer la tarde
Keri maniobraba con el Prius a travГ©s del trГЎfico de la hora punta en el lГmite oeste de Venice, conduciendo mГЎs rГЎpido de lo normal. Algo la impulsaba, una corazonada que sentГa crecer, una que no le gustaba.
Los Canales estaban a pocas manzanas de puntos de interГ©s turГstico como Boardwalk y Muscle Beach, y le llevГі diez minutos de recorrido por la Avenida Pacific antes de encontrar por fin un lugar para aparcar. Se bajГі y dejГі que el telГ©fono le indicase el resto del camino a pie.
Los Canales de Venice no eran solo el nombre de una urbanizaciГіn. Eran realmente una serie de canales artificiales construidos a principios del siglo veinte, a imitaciГіn de los originales ubicados en Italia. CubrГan unas diez manzanas justo al sur del Venice Boulevard. Unas cuantas de las casas que estaban junto a los canales eran humildes, pero la mayorГa eran extravagantes al estilo de la costa. Las parcelas eran pequeГ±as pero algunos de los hogares fГЎcilmente valГan ocho cifras.
La casa a la que Keri llegГі estaba entre las mГЎs impresionantes. TenГa tres plantas, pero solo el piso superior era visible, debido al alto muro estucado que la rodeaba. Dio la vuelta desde la parte de atrГЎs, que daba al canal, hasta la puerta del frente. Mientras lo hacГa, se fijГі en que habГa mГєltiples cГЎmaras de seguridad en las paredes de la mansiГіn y en la casa misma. Varias de ellas parecГan estar siguiendo sus movimientos.
«¿Por qué una madre veinteañera con una hija adolescente vive aqu� ¿Y por qué tanta seguridad?»
LlegГі hasta la verja de hierro forjado de enfrente y se sorprendiГі de encontrarla abierta. La cruzГі y estaba a punto de llamar a la puerta delantera cuando esta se abriГі desde adentro.
Una mujer saliГі a recibirla, vestГa vaqueros raГdos y un top blanco sin mangas, tenГa una cabellera larga y abundante de color castaГ±o e iba descalza. Como Keri habГa sospechado al escucharla por telГ©fono, no pasarГa de los treinta. TendrГa la misma estatura de Keri, pero era unos diez kilos mГЎs delgada y estaba ademГЎs bronceada y en forma. Se veГa estupenda, a pesar de la expresiГіn ansiosa en su rostro.
El primer pensamiento de Keri fue В«esposa trofeoВ».
–¿Mia Penn? —preguntó Keri.
–SГ. Entre, por favor, detective Locke. Ya he rellenado los formularios que me enviГі.
Por dentro, la mansiГіn se abrГa a un impresionante vestГbulo, con dos escaleras iguales de mГЎrmol que llevaban al piso de arriba. HabГa casi suficiente espacio para organizar un partido de los Lakers. El interior estaba inmaculado, con cuadros cubriendo todas las paredes y esculturas adornando mesas de madera tallada que se veГan tambiГ©n como obras de arte en sГ mismas.
Todo la casa parecГa que podГa exhibirse en cualquier instante en la revista Hogares que te hacen cuestionar tu propia valГa. Keri reconociГі una pintura colocada en un lugar destacado como un Delano, lo que significaba que esa sola valГa mГЎs que la patГ©tica casa bote de veintidГіs aГ±os que ella llamaba hogar.
Mia Penn la llevГі a otra de las salitas, mГЎs informal, y le ofreciГі asiento y agua embotellada. En un rincГіn de la sala, un hombre de constituciГіn gruesa con pantalones de vestir y americana estaba apoyado en la pared como con indiferencia. No dijo nada pero no apartaba la mirada de Keri. Ella se fijГі en un pequeГ±o bulto en la parte derecha de su cadera, debajo de la chaqueta.
В«Un arma. Debe ser de seguridadВ».
Una vez que Keri se sentГі, su anfitriona no perdiГі el tiempo.
–Ashley sigue sin contestar mis llamadas y mis mensajes. No ha tuiteado desde que saliГі de la escuela. No hay posts en Facebook. Nada en Instagram —suspirГі y aГ±adió—: Gracias por venir. Me faltan palabras para expresarle lo mucho que esto significa para mГ.
Keri asintiГі lentamente, estudiando a Mia Penn, tratando de comprenderla. Igual que por telГ©fono, el pГЎnico apenas disimulado se sentГa real.
В«Ella parece temer en verdad por su hija. Pero estГЎ ocultando algoВ».
–Usted es más joven de lo que esperaba —Keri dijo finalmente.
–Tengo treinta aГ±os. Tuve a Ashley cuando tenГa quince.
–Guau.
–SГ, eso es mГЎs o menos lo que todo el mundo dice. Yo siento que como nos llevamos tan pocos aГ±os, tenemos esta conexiГіn. A veces puedo asegurar que sГ© lo que ella siente incluso antes de verla. SГ© que suena ridГculo pero tenemos este vГnculo. Y yo sГ© que no hay pruebas, pero puedo notar que algo va mal.
–No entremos en pГЎnico todavГa —dijo Keri.
Pasaron revista a los hechos.
La Гєltima vez que Mia vio a Ashley fue esa maГ±ana. Todo estaba bien. DesayunГі yogur con granola y fresas laminadas. Se habГa ido a la escuela de buen humor.
La mejor amiga de Ashley era Thelma Gray. Mia la llamГі cuando Ashley no apareciГі despuГ©s de clase. SegГєn Thelma, Ashley estaba, como se suponГa que debГa estar, en la clase de geometrГa del tercer cuatrimestre y todo parecГa normal. La Гєltima vez que vio a Ashley fue en el pasillo, hacia las 2 p. m. Ella no tenГa idea de por quГ© Ashley no habГa llegado a casa.
Mia tambiГ©n habГa hablado con el novio de Ashley, un chico de aspecto deportista llamado Denton Rivers. Г‰l dijo que vio a Ashley en la escuela por la maГ±ana pero que eso fue todo. Le enviГі unos pocos mensajes despuГ©s de clase, pero ella nunca respondiГі.
Ashley no tomaba ninguna medicaciГіn, no tenГa problemas fГsicos que mencionar. Mia dijo que antes habГa pasado por el dormitorio de Ashley y todo parecГa normal.
Keri lo escribiГі todo rГЎpido en un pequeГ±o cuaderno, tomando nota especГficamente de los nombres sobre lo que volverГa mГЎs tarde.
–Mi marido va a llegar a casa de la oficina en cualquier momento. Sé que quiere hablar con usted también.
Keri levantГі la vista del cuaderno. Algo en la voz de Mia habГa cambiado. Sonaba mГЎs a la defensiva, mГЎs cautelosa.
В«Sea lo que sea lo que estГЎ ocultando, apuesto a que estГЎ relacionado con estoВ».
–¿Y cómo se llama su esposo? —preguntó, tratando de parecer indiferente.
–Se llama Stafford.
–Espere un minuto —dijo Keri—. ¿Su marido es Stafford Penn, el senador de los Estados Unidos Stafford Penn?
–SГ.
–Esa es una información importante, Sra. Penn. ¿Por qué no la mencionó antes?
–Stafford me pidió que no lo hiciera —dijo ella a modo de disculpa.
–¿Por qué?
–Dijo que querГa tratar eso con usted cuando Г©l llegara.
–¿CuГЎndo dijo usted que estarГa aquГ de nuevo?
–Seguramente, en menos de diez minutos.
Keri la mirГі de manera inquisitiva, tratando de decidir si debГa presionarla. Al final, lo dejГі como estaba, por ahora.
–¿Tiene una foto de Ashley?
Mia Penn le pasГі su telГ©fono. La foto de fondo mostraba a una adolescente con un vestido veraniego. ParecГa la hermana menor de Mia. Quitando el cabello rubio de Ashley, era difГcil distinguir a una de la otra. Ashley era ligeramente mГЎs alta, estaba mГЎs bronceada y tenГa una constituciГіn mГЎs atlГ©tica. El vestido no podГa tapar sus piernas musculosas y sus poderosos hombros. Keri supuso que practicaba el surf con regularidad.
–¿Es posible que simplemente haya olvidado la cita y esté atrapando olas? —preguntó Keri.
Mia sonriГі por primera vez desde que Keri llegГі.
–Estoy impresionada, detective. ВїLo adivinГі basГЎndose en una foto? No, a Ashley le gusta surfear en las maГ±anas, mejores olas y menos gente inoportuna. MirГ© el garaje por si acaso. Su tabla estГЎ allГ.
–¿Puede enviarme esa foto junto con unos pocos primeros planos, con y sin maquillaje?
Mientras Mia hacГa eso, Keri hizo otra pregunta.
–¿A qué escuela va?
–Al Instituto West Venice.
Keri no pudo ocultar su sorpresa. ConocГa bien el lugar. Era un gran instituto pГєblico, un crisol de culturas de miles de chicos, con todo lo que eso entraГ±aba. Ella habГa arrestado a mГЎs de un estudiante que iba al West Venice.
«¿Por qué puñetas la rica hija de un senador de EE. UU. va allà en lugar de asistir a una exclusiva escuela privada?»
Mia debiГі haber leГdo la sorpresa en el rostro de Keri.
–A Stafford nunca le ha gustado. Siempre ha querido tenerla en escuelas privadas, que la encaminen de Harvard, donde Г©l fue. Pero no era solo por la mejor educaciГіn. Г‰l tambiГ©n querГa una mayor seguridad —dijo ella—. Yo siempre la he querido en escuelas pГєblicas, para que se relacione con chicos reales y donde pueda aprender algo de la vida real. Es una de las pocas batallas que realmente le he ganado. Si Ashley termina herida debido a algo relacionado con la escuela, serГЎ culpa mГa.
Keri quiso cortar de raГz esos pensamientos rГЎpidamente.
–Uno, Ashley va a estar bien. Dos, si le pasara serГa culpa de la persona que le hiciera daГ±o, no de la madre que la quiere.
Keri observГі aВ Mia Penn para ver si la convencГa, pero era difГcil decirlo. La verdad era que sus palabras de consuelo apuntaban mГЎs a impedir que un recurso valioso se desmoronara que a levantarle el ГЎnimo. DecidiГі presionar.
–Hablemos un segundo de eso. De hecho, ¿hay alguien que quisiera hacerle daño a ella, a usted o a Stafford?
–A Ashley, no; a mГ, tampoco; a Stafford, nada concreto que yo sepa, mГЎs allГЎ de lo que implica hacer lo que Г©l hace. Quiero decir, recibe amenazas de muerte de votantes que afirman ser extranjeros. AsГ que es difГcil decir quГ© es lo que hay que tomar en serio.
–¿Y nadie ha llamado pidiendo rescate, correcto?
La repentina tensiГіn en el rostro de la mujer era visible.
–¿Es lo que usted piensa que es esto?
–No, no, no, solo estoy revisando las posibilidades. TodavГa no pienso que sea nada. Estas son solo preguntas de rutina.
–No. No ha habido pedidos de rescate.
–Ustedes obviamente tienen algún dinero…
Mia asintiГі.
–Vengo de una familia muy rica. Pero nadie lo sabe en realidad. Todos dan por sentado que nuestro dinero viene de Stafford.
–Por curiosidad, Вїde cuГЎnto estamos hablando, exactamente? —preguntГі Keri. Algunas veces este trabajo hacГa imposible la discreciГіn.
–¿Exactamente? No lo sé… tenemos una casa junto a la playa en Miami y un apartamento en San Francisco, ambos a nombre de compaГ±Гas. Estamos activos en el mercado y tenemos muchos otros bienes. Usted ha visto todas las obras de arte que tenemos en la casa. PoniГ©ndolo todo junto estarГamos hablando de cincuenta y cinco a sesenta millones.
–¿Lo sabe Ashley?
La mujer se encogiГі de hombros.
–Hasta cierto punto. Ella no conoce las cifras exactas pero sabe que es bastante y que se supone que el público no tiene que saberlo todo. A Stafford le gusta proyectar una imagen de «hombre del pueblo».
–¿Habrá hablado acerca de esto? ¿A sus amigos, quizás?
–No. Ella tiene instrucciones estrictas de no hacerlo —la mujer suspirГі y dijo—: Dios, estoy hablando demasiado. Stafford estarГa furioso.
–¿Ustedes dos se llevan bien?
–SГ, por supuesto.
–¿Qué hay de Ashley? ¿Se lleva usted bien con ella?
–No hay nadie en el mundo a quien esté más unida.
–Muy bien. ¿Stafford se lleva bien con ella?
–Se llevan muy bien.
–¿Hay alguna razón para que ella se fuera de casa?
–No. Ni nada que se le parezca. Eso no es lo que estГЎ sucediendo aquГ.
–¿Cómo ha estado de humor últimamente?
–Ha sido bueno. Ella es feliz, estable, todo eso.
–Algún problema con algún chico…
–No.
–¿Drogas o alcohol?
–No puedo decir que nunca. Pero en general, ella es una joven responsable. Este verano se entrenГі como salvavidas juvenil. TenГa que levantarse a las cinco de la maГ±ana de cada dГa para eso. Es de fiar. Aparte de eso, ni siquiera ha tenido todavГa tiempo de aburrirse. Esta es su segunda semana de clases.
–¿Algún drama por all�
–No. Le gustan sus profesores. Se lleva bien con todos los chicos. Intentará entrar en el equipo femenino de baloncesto.
Keri fijГі los ojos en los de la mujer y preguntГі:
–Entonces ¿qué piensa usted que está pasando?
La confusiГіn cubriГі el rostro de la mujer. Le temblaban los labios.
–No lo sé. —Dirigió la mirada a la puerta principal, luego volvió a mirarla, y dijo—: Yo solo quiero que ella vuelva a casa. ¿Dónde coño está Stafford?
Como hecho a propГіsito, un hombre apareciГі por la esquina. Era el senador Stafford Penn. Keri lo habГa visto montones de veces en la tele. Pero en persona, irradiaba una onda que no se apreciaba al verlo en una pantalla. tenГa alrededor de cuarenta y cinco aГ±os, era musculoso y alto, alcanzaba fГЎcilmente el metro noventa de estatura, tenГa el cabello rubio como el de Ashley, una mandГbula marcada y unos penetrantes ojos verdes. PoseГa un magnetismo que parecГa casi vibrar. Keri tragГі en seco cuando Г©l extendiГі la mano para estrechar la de ella.
–Stafford Penn —dijo, aunque podГa asegurar que ella ya sabГa eso.
Keri sonriГі.
–Keri Locke —dijo—. Unidad de Personas Desaparecidas del Departamento de PolicГa de Los ГЃngeles, DivisiГіn PacГfico.
Stafford le dio un beso rГЎpido en la mejilla de su esposa y se sentГі a su lado. No perdiГі el tiempo con amabilidades.
–Agradecemos que haya venido. Pero personalmente, pienso que podemos dejar las cosas como están hasta mañana por la mañana
Mia le mirГі incrГ©dula.
–Stafford…
–Los hijos se independizan de sus padres —continuó—. Se van destetando. Es parte del crecimiento. Joder, si fuera un chico, habrГamos estado lidiando con dГas como este desde hace dos o tres aГ±os. Es por eso que le pedГ a Mia que fuera discreta cuando la llamara. Dudo que esta sea la Гєltima vez que estemos lidiando con este tipo de asuntos y no quiero ser acusado por dar falsas alarmas.
Keri preguntГі:
–Entonces, ¿no cree que pase nada malo?
Г‰l dijo que no con la cabeza.
–No. Pienso que es una adolescente haciendo lo que hacen los adolescentes. Para ser honesto, hasta cierto punto me alegro de que haya llegado este dГa. Demuestra que ella se estГЎ volviendo mГЎs independiente. Recuerden mis palabras, ella aparecerГЎ esta noche. En el peor de los casos, maГ±ana por la maГ±ana, probablemente con una resaca.
Mia lo contemplaba con incredulidad.
–En primer lugar —dijo—, es un lunes por la tarde en pleno curso escolar, no las vacaciones de primavera en Daytona. Y en segundo lugar, ella no harГa eso.
Stafford negГі con la cabeza.
–Todos nos volvemos un poco locos a veces, Mia —dijo—. Joder, cuando cumplГ quince aГ±os, me bebГ diez cervezas en un par de horas. Estuve literalmente devolviendo durante tres dГas. Recuerdo que mi padre se rio bastante. Pienso que, de hecho, estaba bastante orgulloso de mГ.
Keri asintiГі, haciendo ver que eso era algo completamente normal. Nada ganaba con enemistarse con un senador de los Estados Unidos si podГa evitarlo.
–Gracias, senador. Probablemente tiene razГіn. Pero mientras estГ© aquГ, Вїle importarГa si le doy un rГЎpido vistazo al dormitorio de Ashley?
Г‰l se encogiГі de hombros y seГ±alГі laВ escalera.
–Adelante.
Arriba, al final del pasillo, Keri entrГі al dormitorio de Ashley y cerrГі la puerta. La decoraciГіn era mГЎs o menos lo que esperaba: una bonita cama, a juego con la cГіmoda, pГіsteres de Adele y de la leyenda del surf con un solo brazo, Bethany Hamilton. TenГa una lГЎmpara de lava de inspiraciГіn retro en la mesilla de noche. Recostado en una de sus almohadas habГa un peluche. Era tan viejo y manoseado que Keri no estaba segura de si era un perro o una oveja.
EncendiГі el Mac portГЎtil que habГa en el escritorio de Ashley y le sorprendiГі que no estuviera protegido con una contraseГ±a.
«¿Qué adolescente deja su portátil desprotegido sobre su escritorio para que cualquier adulto fisgón venga a controlarlo?»
El historial de Internet mostraba bГєsquedas de solo los dos Гєltimos dГas; los anteriores se habГan borrado. Lo que quedaba parecГa estar relacionado en su mayor parte con un trabajo de biologГa para el que estaba investigando. HabГa tambiГ©n una cuantas visitas a sitios web de agencias locales de modelos, al igual que otras en Nueva York y Las Vegas. HabГa otra visita al sitio de un prГіximo torneo de surf en MalibГє. TambiГ©n habГa ido al sitio de una banda local llamada Rave.
В«O esta chica es la mojigata mГЎs aburrida de todos los tiempos, o estГЎ dejando todo esto con el propГіsito de presentar una imagen que sus conocidos se creanВ».
El instinto de Keri le decГa que era lo segundo.
Se sentГі al pie de la cama de Ashley y cerrГі los ojos, tratando de colocarse en la mente de una chica de quince de aГ±os. Una vez lo fue. Esperaba recordar todavГa cГіmo era la suya. DespuГ©s de dos minutos, abriГі los ojos e intentГі ver la habitaciГіn desde otra perspectiva. RecorriГі los estantes, buscando algo que se saliera de lo ordinario.
Estaba a punto de darse por vencida cuando su vista se detuvo en un libro de matemГЎticas al final de la estanterГa de Ashley. Se titulaba ГЃlgebra para Noveno Grado.
«¿No dijo Mia que Ashley estaba en dГ©cimo grado? Su amiga Thelma la vio en la clase de geometrГa. Entonces Вїpor quГ© conservaba un viejo libro de texto? ВїPor si necesitaba un repaso?В»
Keri cogiГі el libro, lo abriГі y comenzГі a hojearlo. Cuando llevaba dos terceras partes, encontrГі dos pГЎginas, que era fГЎciles de pasar por alto, pegadas cuidadosamente la una con la otra. HabГa algo duro entre ellas.
Keri cortГі la cinta adhesiva y algo cayГі en al suelo. Ella lo cogiГі. Era una falsa licencia de conducir, que parecГa sumamente autГ©ntica, con la cara de Ashley en ella. El nombre que aparecГa allГ era Ashlynn Penner. La fecha de nacimiento indicaba que tenГa veintidГіs aГ±os.
MГЎs convencida de que estaba en el camino correcto, Keri se moviГі con mГЎs rapidez por la habitaciГіn. No sabГa de cuГЎnto tiempo disponГa antes de que los Penn empezaran a sospechar. Al cabo de cinco minutos, encontrГі otra cosa. Metido en una bamba en la parte trasera del armario habГa un casquillo vacГo de 9 mm.
SacГі una bolsa para las pruebas, lo introdujo allГ junto con la tarjeta de identidad falsa, y abandonГі la habitaciГіn. Mia Penn iba por el pasillo en direcciГіn a ella en el momento en que cerraba la puerta. A Keri le pareciГі que habГa sucedido algo.
–Acabo de recibir una llamada de la amiga de Ashley, Thelma. Ha estado hablando con la gente acerca de que Ashley no llegГі a casa. Dice que otra amiga llamada Miranda Sanchez vio a Ashley subir a una furgoneta negra en Main Street, cerca de un parque canino prГіximo al instituto. Dijo que no podГa asegurar si Ashley subiГі por su cuenta o si tiraron de ella hacia dentro. No le pareciГі tan extraГ±o hasta que se enterГі de que Ashley habГa desaparecido.
Keri mantuvo su expresiГіn neutral a pesar del sГєbito incremento en su presiГіn arterial.
–¿Conocen a alguien que tenga una furgoneta negra?
–Nadie.
Keri caminaba rГЎpidamente por el pasillo. Mia Penn intentaba desesperadamente seguirle el paso.
–Mia, necesito que llame al telГ©fono de los detectives en la comisarГa, el nГєmero con el que me contactГі. DГgale a quien le atienda, probablemente un hombre llamado Suarez, que le he pedido que llame. Dele la descripciГіn fГsica de Ashley y dГgale cГіmo iba vestida. Dele tambiГ©n los nombres y la informaciГіn de contacto de cada uno de los que me hablГі: Thelma, Miranda, el novio Denton Rivers, todos ellos. DespuГ©s dГgale entonces que me llame.
–¿Por qué necesita toda esa información?
–Vamos a tener que entrevistarlos a todos.
–Está empezando a asustarme de verdad. ¿Esto es malo, verdad? —preguntó Mia.
–Probablemente no. Pero mejor asegurarnos que lamentarnos.
–¿Qué puedo hacer?
–Necesito que se quede aquà por si Ashley llama o aparece.
Llegaron al piso de abajo. Keri mirГі alrededor.
–¿Dónde está su marido?
–Lo llamaron del trabajo.
Keri se mordiГі la lengua y se dirigiГі a la puerta principal.
–¿Adónde va? —le gritó Mia.
Por encima del hombre, Keri respondiГі:
–Voy a encontrar a su hija.
CAPГЌTULO TRES
Lunes
Al atardecer
Fuera, mientras se daba prisa por regresar al coche, Keri trataba de ignorar el calor que se levantaba de la acera. En apenas un minuto, aparecieron gotas de sudor en su frente. Mientras marcaba el nГєmero de Ray, decГa palabrotas en voz baja para sГ misma.
В«Estoy a seis putas manzanas del OcГ©ano PacГfico y en pleno mes de septiembre. ВїAdГіnde me llevarГЎ esto?В»
DespuГ©s de seis tonos, Ray finalmente contestГі.
–¿Qué? —preguntó, su voz sonaba tensa y molesta.
–Necesito que nos encontremos en Main, enfrente del Instituto West Venice.
–¿Cuándo?
–Ahora, Raymond.
–Espera un segundo. —PodГa oГrlo moviГ©ndose de un lado a otro y quejГЎndose por lo bajo. No parecГa que estuviera solo. Cuando volviГі a ponerse al habla, a ella le dio la impresiГіn de que habГa cambiado de habitaciГіn.
–Estaba ocupado en otra cosa, Keri.
–Bueno, pues desocúpate, detective. Tenemos un caso.
–¿Es lo de Venice? —preguntó él, claramente exasperado.
–Lo es. Y podrГas por favor dejar ese tono. Claro, a menos que pienses que la desapariciГіn de la hija de un senador de los Estados Unidos en una furgoneta negra no es algo que valga la pena comprobar.
–Dios mГo. ВїPor quГ© la madre no dijo lo del senador por telГ©fono?
–Porque él le pidió que no lo hiciera. Él se mostró tan despectivo como tú, quizás incluso más. Espera un segundo.
Keri habГa llegado a su coche. Puso el altavoz del telГ©fono, lo tirГі en el asiento del copiloto y se subiГі. Mientras arrancaba, le dio el resto de los detalles: la falsa identificaciГіn, el casquillo de proyectil, la chica que vio a Ashley subirse a la van— posiblemente en contra de su voluntad—, el plan para coordinar las entrevistas. Cuando estaba finalizando, su telГ©fono dio un pitido y ella mirГі la pantalla.
–Me está entrando una llamada de Suárez. Quiero darle los detalles. ¿De acuerdo? ¿Ya te desocupaste?
–Ahora mismo me estoy subiendo al coche —contestó él, haciendo caso omiso a la indirecta—. Puedo estar allà en quince minutos.
–Espero que te disculpes de mi parte con ella, quienquiera que fuera —dijo Keri, incapaz de no sonar sarcástica.
–No era el tipo de chica que necesite disculpas —replicó Ray.
–¿Por qué no me sorprende?
PasГі a atender la otra llamada sin decir adiГіs.
*
Quince minutos mГЎs tarde, Keri y Ray caminaban por el tramo de Main Street donde Ashley Penn pudo o no haber sido raptada. No habГa nada que obviamente se saliera de lo ordinario. El parque canino de al lado de la calle estaba animado con alegres ladridos y dueГ±os que llamaban a sus mascotas con nombres como Hoover, Speck, Conrad y Delilah.
В«DueГ±os de perros ricos y bohemios. Oh, VeniceВ».
Keri tratГі de sacar los pensamientos superfluos de su cabeza y concentrarse. No parecГa haber mucho que llevara a algГєn lado. Era evidente que Ray sentГa lo mismo.
–¿Es posible que ella simplemente despegara o se escapara? —sopesó él.
–No lo descarto —replicó Keri—. Desde luego que no es la inocente princesita que su mamá cree que es.
–Nunca lo son.
–Sea lo que sea lo que le haya pasado, es posible que ella haya jugado un papel en ello. Cuanto más profundicemos en su vida, más sabremos. Necesitamos hablar con gente que no nos dé la versión oficial. Como ese senador. No sé qué pasa con él, pero está claro que le incomodaba que yo estuviera investigando su vida.
–¿Alguna idea del porqué?
–TodavГa no, mГЎs allГЎ de un presentimiento de que oculta algo. Nunca he conocido a un padre tan indiferente ante la desapariciГіn de su hijo. Estuvo contando historias de borracheras con cerveza a los quince. ParecГa forzado.
Ray se estremeciГі visiblemente.
–Me alegra que no lo hayas censurado por eso —dijo—. Lo último que necesitas es un enemigo con la palabra senador delante de su nombre.
–No me importa.
–Bueno, pues deberГa —dijo Г©l—. Unas pocas palabras de Г©l a Beecher o Hillman, y eres historia.
–Soy historia desde hace cinco años.
–Anda ya…
–Sabes que es verdad.
–No empieces —dijo Ray.
Keri vacilГі, lo mirГі, y luego dirigiГі la vista hacia el parque canino. A unos metros de ellos, un cachorro de pelo marrГіn pequeГ±o y peludo se revolcaba feliz en el suelo.
–¿Quieres saber algo que nunca te he dicho? —preguntó ella.
–No estoy seguro.
–Después de lo que pasó, ya sabes…
–¿Evie?
Keri sintiГі que se le encogГa el corazГіn al oГr el nombre de su hija.
–Correcto. Hubo un tiempo justo después de lo que sucedió en el que estuve como loca tratando de quedarme embarazada. Duró unos dos o tres meses. Stephen no lo pudo soportar.
Ray no dijo nada. Ella continuГі:
–Entonces me levantГ© una maГ±ana y me odiГ© a mГ misma. Me sentГa como alguien que habГa perdido un perro y fue a la perrera a buscar un sustituto. Me sentГ como una cobarde, como si solo me preocupara de mГ, en lugar de centrarme donde debГa. Estaba dejando ir a Evie en lugar de luchar por ella.
–Keri, debes dejar de hacerte esto a ti misma. Eres tu peor enemigo, desde luego.
–Ray, todavГa puedo sentirla. Ella estГЎ viva. No sГ© dГіnde ni cГіmo, pero lo estГЎ.
Г‰l le apretГі la mano
–Lo sé.
– Ahora tiene trece años.
–Lo sé.
Caminaron el resto de la manzana en silencio. Cuando llegaron al cruce con la Avenida Westminster, Ray finalmente hablГі:
–Escucha —dijo, en un tono que indicaba que volvГa a centrarse en el caso—, podemos seguir cada pista que surja. Pero es la hija de un senador. Y si ella no se fue solo de juerga, los de arriba se harГЎn cargo de esto. En poco tiempo los Federales se involucrarГЎn. Los mandos allГЎ del centro lo querrГЎn tambiГ©n. Para maГ±ana a las nueve, a ti y a mГ nos habrГЎn apartado de una patada.
Probablemente era cierto pero a Keri no le importaba. Se las verГa con la maГ±ana siguiente, a la maГ±ana siguiente. Ahora mismo tenГan un caso en el cual trabajar.
Ella suspirГі profundamente y cerrГі los ojos. DespuГ©s de ser su compaГ±ero por un aГ±o, Ray habГa aprendido a no interrumpirla cuando estaba intentando concentrarse.
DespuГ©s de cerca de treinta segundos, abriГі los ojos y mirГі alrededor. Al cabo de un instante, seГ±alГі hacia una tienda al otro lado del cruce.
–Allà —dijo ella y comenzó a caminar.
Este tramo de Venice, desde el norte de Washington Boulevard hasta Rose Avenue, era una extraГ±a encrucijada de humanidad. Estaban las mansiones de los Canales de Venice al sur, las tiendas caras de Abbot Kinney Boulevard directamente hacia el este, el sector comercial al norte y la parte cutre de los surfistas y patinadores a lo largo de la playa.
Pero a lo largo y ancho de toda la zona habГa pandillas. Eran mГЎs evidentes de noche, especialmente cerca de la costa. Pero la DivisiГіn PacГfico del Departamento de PolicГa de Los ГЃngeles estaba rastreando a catorce pandillas activas en Venice y sus alrededores, de las cuales al menos cinco consideraban el punto donde Keri estaba parte de su territorio. HabГa una pandilla negra, dos hispanas, una de moteros y supremacistas blancos y otra compuesta principalmente por surfistas que traficaban con armas y drogas. Todas ellas coexistГan a su pesar en las mismas calles, junto a milenials asiduos a los bares, prostitutas, turistas boquiabiertos, veteranos sin hogar y residentes de camisetas desteГ±idas y dieta de granola.
Como resultado, los negocios en el ГЎrea abarcaban todo el espectro, desde antros de tendencia urbana y salones de tatuaje, a dispensarios de marihuana medicinal y oficinas de prestamistas, como la del local delante del cual estaba Keri.
Se encontraba en el segundo piso de un edificio reciГ©n restaurado, encima de un bar de jugos naturales.
–Observa eso —dijo ella. Encima de la puerta de entrada, habГa un letrero que rezaba В«Briggs Bail BondsВ».
–¿Qué pasa con eso? —dijo Ray.
–Mira encima del letrero, encima de Bail.
Ray lo hizo. Confuso al principio, entornГі entonces su ojo bueno y vio una pequeГ±a cГЎmara de seguridad. MirГі en la direcciГіn hacia la que apuntaba la cГЎmara. Estaba enfocada en el cruce. MГЎs allГЎ estaba el tramo de Main Street cerca del parque canino, donde Ashley supuestamente habГa entrado en la furgoneta.
–Buena observación —dijo él.
Keri retrocediГі y estudiГі el ГЎrea. Posiblemente habГa mГЎs actividad ahora de la que habГa habido hacГa unas horas. Pero esta no era exactamente un ГЎrea tranquila.
–Si tГє fueras a secuestrar a alguien, ВїserГa aquГ donde lo harГas?
Ray negГі con la cabeza.
–¿Yo? No, yo soy más de callejón.
–Entonces ВїquГ© tipo de persona es tan descarada como para llevarse a alguien a plena luz del dГa, y cerca de un cruce con mucho trГЎfico?
–Averigüémoslo —dijo Ray, dirigiéndose a la puerta.
Subieron por la estrecha escalera hasta el segundo piso. La puerta de Briggs Bail Bonds estaba abierta. Justo a la entrada, a la derecha, un hombre grande con una panza aГєn mГЎs grande estaba echado en una silla reclinable, hojeando un ejemplar de Guns & Ammo.
LevantГі la vista cuando Keri y Ray entraron, decidiГі rГЎpidamente que no eran una amenaza y les hizo una seГ±al con la cabeza hacia el fondo de la habitaciГіn. Un hombre de pelo largo y barba desarreglada, que estaba sentado detrГЎs de una mesa, les hizo seГ±as para que fueran hacia allГ. Keri y Ray tomaron asiento frente a la mesa del hombre y esperaron pacientemente mientras hablaba con un cliente. El asunto no era el diez por ciento en efectivo, sino la garantГa para el total. Necesitaba la garantГa de una casa, o la posesiГіn de un coche con un tГtulo en regla, algo asГ.
Keri podГa oГr a la persona en el otro lado de la lГnea suplicando, pero el tipo de pelo largo no se inmutaba.
Treinta segundos mГЎs tarde colgГі y se centrГі en las dos personas que tenГa delante.
–Stu Briggs —dijo—, ¿qué puedo hacer por ustedes, detectives?
Nadie habГa mostrado su placa. Keri estaba impresionada.
Antes de que pudieran responder el hombre mirГі mГЎs detenidamente a Ray, y entonces casi gritГі:
–Ray Sands, ¡Sandman! Yo vi su última pelea, aquella con el zurdo; ¿cómo se llamaba?
–Lenny Jack.
–Claro, claro, sГ, eso es, Lenny Jack, Jack al Ataque. PerdiГі un dedo o algo asГ, Вїno? ВїUn meГ±ique?
–Eso fue después.
–SГ, bueno, con meГ±ique o sin Г©l, pensГ© que lo tenГas, de verdad. TenГa las piernas de goma, su cara era una masa ensangrentada. No podГa consigo mismo. Un golpe mГЎs, era lo Гєnico que necesitaba, uno mГЎs. Joder, con medio puГ±etazo hubiera bastado. Seguramente, si le hubiera pegado, hubiera caГdo
–Eso es lo que yo pensГ© tambiГ©n —admitiГі Ray—. En retrospectiva, pienso que eso fue lo que me hizo bajar la guardia. Aparentemente, Г©l tenГa una izquierda de la que no le habГa hablado a nadie.
El hombre se encogiГі de hombros.
–Aparentemente. PerdГ dinero en esa pelea. —PareciГі darse cuenta de que su pГ©rdida no era tan grande como la de Ray, y aГ±adió—: Quiero decir no fue tanto. No se puede comparar con lo suyo. Pero no se ve tan mal el ojo. SГ© que es falso porque conozco la historia. No creo que la mayorГa de la gente pueda darse cuenta.
Hubo un largo silencio mientras Г©l aguantaba la respiraciГіn y Ray dejaba que se girara con torpeza. Stu lo intentГі de nuevo.
–¿AsГ que ahora es policГa? ВїPor quГ© estГЎ Sandman sentado frente a mi escritorio con esta bonita seГ±orita, perdГіn, agente de las fuerzas del orden?
A Keri no le gustГі la condescendencia, pero la dejГі pasar. TenГan prioridades mГЎs importantes.
–Necesitamos mirar lo que tu cГЎmara de seguridad ha grabado en el dГa de hoy —dijo Ray—. Concretamente desde las dos cuarenta y cinco a las cuatro p. m.
–No hay problema —contestГі Stu como si le pidieran algo asГ todos los dГas.
La cГЎmara de seguridad estaba operativa, algo necesario, dada la clientela del establecimiento. No transmitГa en vivo a un monitor, sino que estaba conectada a un disco duro, donde se almacenaba la grabaciГіn. Los lentes eran de ГЎngulo ancho y captaban toda el cruce de Main y Westminster. La calidad del vГdeo era excepcional.
En un cuarto trasero, Keri y Ray miraron la grabaciГіn en un monitor de escritorio. La secciГіn de Main Street enfrente del parque canino era visible hasta la mitad de la manzana. Solo podГan esperar que cualquier cosa sucedida hubiese tenido lugar en ese tramo de la calle.
Nada de mucha actividad sucediГі hasta cerca de las 3:05. Era la salida de la escuela, a juzgar por los chicos que comenzaban a salir a montones a la calle, en todas las direcciones.
A las 3:08, apareciГі Ashley. Ray no la reconociГі de inmediato asГ que Keri la seГ±alГі: una chica que irradiaba seguridad, vestida con falda y un top ajustado.
Entonces, de golpe, ahГ estaba, la furgoneta negra. Se acercГі hasta ella. Las ventanas estaban tintadas, lo cual era ilegal. La cara del conductor no era visible ya que tenГa puesta una gorra con la visera bajada. Ambos visores de sol estaban puestos hacia abajo, y el resplandor de la brillante luz del atardecer hacГa imposible tener una clara visiГіn del interior del vehГculo.
Ashley dejГі de caminar y mirГі hacia la furgoneta. El conductor parecГa estar hablando. Ella dijo algo y se acercГі. Al hacerlo, la puerta del pasajero se abriГі. Ashley continuГі hablando y pareciГі que se inclinaba hacia la furgoneta. Conversaba con quienquiera que estuviese conduciendo. DespuГ©s, repentinamente, ya estaba adentro. No estaba claro si se habГa subido voluntariamente o tiraron de ella. Al cabo de unos pocos segundos mГЎs, la furgoneta arrancГі. Sin prisa. Sin acelerar. Nada fuera de lo normal.
Miraron la escena de nuevo a velocidad normal, y luego una tercera vez, a cГЎmara lenta.
Al final Ray se encogiГі de hombros y dijo:
–No lo sГ©. TodavГa no puedo decirlo con seguridad. Ella terminГі dentro, eso es todo lo que puedo decir con certeza. Si ha sido con o contra su propia voluntad, de eso no estoy seguro.
Keri no podГa llevarle la contraria. El segmento de vГdeo era desesperante por su imprecisiГіn. Pero habГa algo que no cuadraba. Solo que ella no podГa dar con el quid de la cuestiГіn. RetrocediГі el vГdeo y lo reprodujo de nuevo hasta el momento en el que la furgoneta estaba mГЎs cerca de la cГЎmara de seguridad. Entonces lo puso en pausa. Era el Гєnico momento en que la furgoneta estaba a la sombra. TodavГa era imposible ver en el interior del vehГculo. Pero sГ que habГa otra cosa visible.
–¿Ves lo que yo veo? —preguntó ella.
Ray asintiГі.
–La placa de la matrГcula estГЎ tapada —apuntГі Г©l—. Yo lo pondrГa en la categorГa de В«sospechosoВ».
–Pienso igual que tú.
De repente el telГ©fono de Keri sonГі. Era Mia Penn. Fue al grano sin ni siquiera decir hola.
–Acabo de recibir una llamada de Thelma, la amiga de Ashley. Dice que cree haber recibido una llamada por accidente desde el telГ©fono de Ashley. EscuchГі una cantidad de gritos como si alguien estuviera chillando a otra persona. HabГa mГєsica con un volumen estridente, asГ que ella no pudo decir con certeza quiГ©n estaba gritando, pero piensa que era Denton Rivers.
–¿El novio de Ashley?
–SГ. LlamГ© a Denton a su telГ©fono para ver si habГa sabido algo de Ashley, sin decirle que yo acababa de hablar con Thelma. Dijo que no habГa visto a Ashley ni sabГa nada de ella desde la escuela pero parecГa evasivo. Y la canciГіn de Drake, Summer Sixteen, se escuchaba al fondo cuando llamГ©. VolvГ a llamar a Thelma para ver si esta era la canciГіn que ella habГa escuchado cuando recibiГі esa llamada equivocada. Dijo que era esa. Por eso la llamГ© de inmediato, detective. Denton Rivers tiene el telГ©fono de mi niГ±a y creo que podrГa tenerla a ella tambiГ©n.
–De acuerdo, Mia. Esto es de gran ayuda. Ha hecho un gran trabajo. Pero necesito que mantenga la calma. Cuando colguemos, mГЎndeme un mensaje con la direcciГіn de Denton. Y recuerde, esto podrГa ser algo completamente inocente.
ColgГі y mirГі a Ray. Su ojo bueno daba a entender que estaba pensando lo mismo que ella. En unos segundos, su telГ©fono vibrГі. ReenviГі la direcciГіn a Ray mientras bajaban de prisa por los escalones.
–Tenemos que darnos prisa —dijo ella mientras corrГan a sus coches—. Esto no tiene nada de inocente.
CAPГЌTULO CUATRO
Lunes
Al atardecer
Keri se preparaba, cuando, diez minutos mГЎs tarde, pasaba por delante de la casa de Denton Rivers. Redujo la velocidad del coche, mientras la examinaba, y luego aparcГі a una manzana de distancia, Ray detrГЎs de ella. SentГa ese aguijГіn en el estГіmago, el mismo que tenГa cuando algo malo estaba a punto de suceder.
«¿Y si Ashley está en esa casa? ¿Y si él le ha hecho algo?»
La calle de Denton estaba cubierta con una serie de casas de una sola planta como hechas con el mismo molde, todas pegadas entre sГ. No habГa ГЎrboles en la calle, y el cГ©sped en la mayorГa de los pequeГ±os jardines del frente hacГa tiempo que se habГa vuelto marrГіn. Estaba claro que Denton y Ashley no compartГan el mismo estilo de vida. Esta parte del pueblo, al sur del Venice Boulevard y unas pocos kilГіmetros hacia el interior, no tenГa casas de un millГіn de dГіlares.
Ray y ella andaban con rapidez por la manzana y ella mirГі su reloj: un poco despuГ©s de las seis. El sol estaba comenzando su largo y lento descenso sobre el mar, hacia el oeste, pero quedaban un par de horas para que oscureciera totalmente.
Cuando llegaron a la casa de Denton, escucharon una mГєsica a todo volumen que venГa de dentro. Keri no la reconociГі.
Ella y Ray se acercaron en silencio, ahora oГan gritos, de enfado y graves, una voz de hombre. Ray desenfundГі su arma y le indicГі con un gesto que fuera por la parte de atrГЎs, luego levantГі un dedo, dando a entender que entrarГan a la casa en exactamente un minuto. Ella mirГі su reloj para confirmar la hora, asintiГі, sacГі su arma, y se deslizГі a lo largo del borde de la casa hacia la parte de atrГЎs, con cuidado de agachar la cabeza mientras pasaba por delante de las ventanas abiertas.
Ray era el detective con mГЎs experiencia y normalmente era el mГЎs cauto de los dos cuando se trataba de entrar a un propiedad privada. Pero era evidente que pensaba que las actuales circunstancias les eximГan de la obligaciГіn de conseguir una orden. HabГa una chica desaparecida, un sospechoso potencial dentro y unos gritos de enfado. Era algo defendible.
Keri probГі la puerta lateral. No tenГa echado el cerrojo. La abriГі lo mГnimo que pudo para evitar un chirrido y se metiГі adentro. Era poco probable que alguien en el interior pudiera oГrla pero no querГa arriesgarse.
Una vez en el patio trasero, se pegГі a la pared trasera de la casa, manteniendo los ojos bien abiertos ante cualquier movimiento. Un asqueroso y decrГ©pito cobertizo que habГa cerca de la verja trasera de la propiedad le dio mala espina. La oxidada puerta corrugada parecГa que iba a desplomarse.
Se moviГі a gatas por el patio trasero y se quedГі allГ por un momento, esperando oГr la voz de Ashley. No la oyГі.
La parte de atrГЎs de la casa tenГa una puerta de madera con pantalla, con la cerradura sin echar, que llevaba a una cocina estilo aГ±os setenta, con una nevera amarilla. Keri vio a alguien al final del pasillo, en la sala, gritando al ritmo de la mГєsica y moviendo el cuerpo como si estuviera moviendo la cabeza como si estuviera en un pogo invisible en un concierto de rock.
No habГa todavГa ninguna seГ±al de Ashley.
Keri bajГі la vista hacia su reloj: en cualquier momento, a partir de ahora.
Puntual, escuchГі un sonoro golpe en la puerta delantera. AbriГі a su vez la puerta de pantalla trasera a la vez, para ocultar el ligero clic del pestillo de la puerta. AguardГі, un segundo y sonoro golpe le permitiГі cerrar la puerta trasera simultГЎneamente. Se moviГі velozmente a travГ©s de la cocina y por el pasillo, echando un vistazo a cada puerta abierta que encontraba a medida que avanzaba.
En la entrada principal, que estaba abierta excepto por la pantalla, Ray golpeГі de nuevo, con mayor fuerza incluso. De repente, Denton Rivers dejГі de bailar y fue hasta la puerta. Keri, oculta en una punta de la sala, pudo verle la cara en el espejo que habГa junto a la puerta.
Se veГa visiblemente confuso. Era un chico guapo: el cabello castaГ±o bien cortado, los ojos de un azul profundo, una fibrosa y sinuosa constituciГіn mГЎs propia de un luchador que de un jugador de fГєtbol. Bajo circunstancias normales era probablemente un tipo que atraГa, pero ahora mismo esos atractivos estaban ocultos bajo un rostro desmejorado, unos ojos irritados y un tajo en la sien.
Cuando abriГі la puerta, Ray mostrГі su placa.
–Ray Sands, Unidad de Personas Desaparecidas del Departamento de PolicГa de Los ГЃngeles —dijo en voz baja y firme—. QuerrГa entrar para hacerte unas preguntas sobre Ashley Penn.
El pГЎnico se apoderГі de la cara del chico. Keri habГa visto esa mirada antes: estaba a punto de escapar.
–No te has metido en un lГo —dijo Ray, presintiendo lo mismo—. Solo quiero hablar.
Keri vio que el chico tenГa algo negro en la mano derecha, pero como el cuerpo de Г©l le tapaba parcialmente la visiГіn, no pudo ver quГ© era. LevantГі su arma y apuntГі con ella a la espalda de Denton. Lentamente, quitГі el seguro.
Ray la vio hacerlo por el rabillo del ojo y bajГі la vista hacia la mano de Denton. TenГa una mejor perspectiva del objeto que el chico sostenГa y todavГa no habГa levantado su arma.
–¿Es el mando para la música, Denton?
–Ajá.
–¿Puedes, por favor, dejarlo caer en el suelo delante de ti?
El chico vacilГі y entonces dijo:
–Vale. —Dejó caer el aparato. Era en efecto un mando.
Ray enfundГі su arma y Keri hizo lo mismo. Mientras Ray abrГa la puerta, Denton Rivers se girГі y se sobresaltГі al encontrar a Keri enfrente de Г©l.
–¿Quién eres tú? —preguntó.
–Detective Keri Locke. Trabajo con él —dijo, señalando con la cabeza a Ray—. Qué bonito tienes esto, Denton.
En el interior, la casa estaba hecha un asco. HabГan estampado las lГЎmparas contra las paredes. Los muebles estaban tumbados. HabГa una botella de whisky medio vacГa sobre una mesita, junto al origen de la mГєsica: un altavoz Bluetooth. Keri apagГі la mГєsica. Con el silencio repentino, ella examinГі la escena con mГЎs detalle.
HabГa sangre en la alfombra. Keri tomГі nota mental pero no dijo nada.
Denton tenГa unos rasguГ±os profundos en el antebrazo derecho que podrГan haber sido provocados por unas uГ±as. El tajo en un lado de la sien habГa dejado de sangrar pero hacГa poco. Esparcidos por el suelo habГa los trozos de una foto de Г©l y Ashley.
–¿Dónde están tus padres?
–Mi madre está en el trabajo.
–¿Y tu padre?
–Está muy ocupado haciendo de muerto.
Keri, sin inmutarse, dijo:
–Bienvenido al club. Buscamos a Ashley Penn.
–Que se joda.
–¿Sabes dónde está?
–No, y me importa una mierda. Ella y yo hemos terminado.
–¿Está aqu�
–¿Acaso la ves?
–¿Está aquà su teléfono? —insistió Keri.
–No.
–¿Es ese su teléfono, el que llevas en el bolsillo trasero?
El chico vacilГі y, a continuaciГіn, dijo:
–No. Creo que tendrГais que iros ahora.
Ray se colocГі a una incГіmoda distancia corta del chico, le levantГі mano y dijo:
–Déjame ver ese teléfono.
El chico tragГі saliva de golpe, despuГ©s se lo sacГі del bolsillo y se lo pasГі. La funda era rosada y parecГa cara.
Ray preguntГі:
–¿Es de Ashley?
El chico continuaba en silencio, desafiante.
–Puedo marcar su número y veremos si suena —dijo—. O tú puedes darme una respuesta directa.
–SГ, es suyo. ВїY quГ©?
–Pon el culo en ese sofá y no te muevas —dijo Ray. Luego a Keri—: Haz lo tuyo.
Keri buscГі en la casa. HabГa tres pequeГ±os dormitorios, un baГ±o diminuto y un armario para la ropa de cama, todos inofensivos en apariencia. No habГa seГ±ales de lucha ni de cautiverio. EncontrГі la cuerda para acceder a la buhardilla en el pasillo y tirГі de ella. Se desplegГі una serie de rechinantes escalones de madera que llevaban al piso superior. SubiГі por ellos con cuidado. Cuando llegГі a la parte de arriba, sacГі su linterna e iluminГі a su alrededor. Era mГЎs un pequeГ±o espacio libre para arrastrarse por Г©l que una verdadera buhardilla. El techo estaba a poco mГЎs de un metro de altura y el entramado de las vigas dificultaba mГЎs el movimiento, incluso agachГЎndose.
No habГa gran cosa allГЎ arriba. Solo una dГ©cada de telaraГ±as, un buen nГєmero de cajas cubiertas de polvo y un baГєl de madera de aspecto voluminoso en el extremo mГЎs lejano.
«¿Por quГ© alguien puso el objeto mГЎs pesado y asqueroso al fondo de la buhardilla? Tuvo que ser difГcil llegar hasta esa esquinaВ».
Keri suspirГі. Por supuesto, alguien lo puso allГ para hacerle la vida difГcil a ella.
–¿Todo bien por allá arriba? —se oyó a Ray desde la sala.
–SГ. Solo reviso el ГЎtico.
TrepГі hasta el Гєltimo escalГіn y se abriГі paso a lo largo del ГЎtico, asegurГЎndose de pisar sobre los estrechas vigas de madera. Le preocupaba que un paso en falso la hiciera caer por el techo de yeso. Sudada y cubierta de polvorientas telaraГ±as, finalmente llegГі hasta el baГєl. Cuando lo abriГі e iluminГі su interior, se sintiГі aliviada al comprobar que no habГa cuerpo. VacГo.
Keri cerrГі el baГєl y rehizo su camino hasta la escalera.
De regreso en la sala, Denton no se habГa movido del sofГЎ. Ray estaba sentado directamente enfrente de Г©l, a horcajadas en una silla de cocina. Cuando ella entrГі, Г©l la mirГі y preguntГі:
–¿HabГa algo?
Ella negГі con la cabeza.
–¿Sabemos dónde está Ashley, detective Sands?
–TodavГa no, pero trabajamos en ello. ВїCorrecto, Sr. Rivers?
Denton hizo como que no oГa la pregunta.
–¿Puedo ver el teléfono de Ashley? —preguntó Keri.
Ray se lo entregГі sin entusiasmo.
–Está bloqueado. Necesitaremos que los técnicos hagan su magia.
Keri mirГі a Rivers y dijo:
–¿Cuál es su contraseña, Denton?
El chico se burlГі de ella.
–No lo sé.
Keri le dejГі claro con su expresiГіn arisca que no le creГa.
–Voy a repetir la pregunta de nuevo, muy educadamente. ¿Cuál es su contraseña?
DespuГ©s de vacilar, el chico se decidiГі a decirlo:
–Miel.
DirigiГ©ndose a Ray, Keri dijo:
–Hay un cobertizo en la parte de atrás. Voy a echarle un vistazo.
Rivers desviГі la mirada rГЎpidamente hacia esa direcciГіn pero no dijo nada.
Ya fuera, Keri usГі una pala oxidada para forzar el candado que cerraba el cobertizo. Un rayo de luz penetraba a travГ©s de un agujero en el tejado. Ashley no estaba allГ, solo habГa latas de pintura, viejas herramientas y varios trastos mГЎs. Justo cuando estaba a punto de salir, vio una pila de matrГculas de vehГculos de California sobre una estanterГa de madera. Al mirar con mГЎs detalle, contГі seis pares, todas con pegatinas del aГ±o en curso.
«¿Qué están estas haciendo aqu� Tendremos que meterlas todas en bolsas».
Dio media vuelta y se dispuso a salir cuando una sГєbita brisa cerrГі de golpe la puerta oxidada, tapando la mayor parte de la luz que entraba en el cobertizo. Con esta semioscuridad impuesta, Keri sintiГі claustrofobia.
TomГі una gran bocanada de aire, luego otra. TratГі de normalizar su respiraciГіn cuando la puerta se abriГі con un crujido, permitiendo que entrara de nuevo algo de luz.
В«Esto debe haber sido como lo que le pasГі a Evie. Sola, arrojada a la oscuridad, confundida. ВїEs esto a lo que mi pequeГ±a tuvo que enfrentarse? ВїFue esta su pesadilla en vivo?В»
Keri se tragГі las lГЎgrimas. Se habГa imaginado cientos de veces a Evie encerrada en un sitio como este. La prГіxima semana se cumplirГan cinco aГ±os desde que ella desapareciГі. Pasar ese dГa iba a ser muy difГcil.
Mucho habГa pasado desde entonces: la lucha para mantener su matrimonio a flote mientras sus esperanzas se desvanecГan, el inevitable divorcio de Stephen, el aГ±o В«sabГЎticoВ» de su cГЎtedra en criminologГa y psicologГa en la Universidad Loyola Marymount, oficialmente destinado para realizar una investigaciГіn independiente, pero en realidad motivado por la bebida y las relaciones Гntimas con algunos estudiantes, que finalmente habГan forzado la mano deВ la administraciГіn. A dondequiera que mirara, veГa los pedazos rotos de su vida. Se habГa visto forzada a enfrentarse a su principal fracaso: su incapacidad para encontrar a la hija que le habГan robado.
Keri se secГі bruscamente las lГЎgrimas de los ojos y se riГ±Гі a sГ misma en silencio.
В«Vale, le has fallado a tu hija. No le falles a Ashley tambiГ©n. ВЎГЃnimo, Keri!В»
AhГ mismo en el cobertizo, encendiГі el telГ©fono de Ashley, y tecleГі la palabra В«MielВ». La contraseГ±a funcionГі. Al menos Denton fue sincero en una cosa.
PulsГі Fotos. HabГa cientos de fotografГas, la mayorГa de ellas las mГЎs tГpicas: adorables selfies de Ashley con amigos en la escuela, ella y Denton Rivers juntos, unas cuantas fotos de Mia. Pero se sorprendiГі al ver, repartidas por todas partes, otras fotos mГЎs provocadoras.
Varias se habГan tomado en un bar vacГo o alguna especie de club, claramente antes o despuГ©s de su horario de apertura, con Ashley y sus amigos visiblemente borrachos en modo de fiesta salvaje, disparГЎndole a las cervezas, levantГЎndose las faldas y mostrando los tangas. En algunas habГa yerba en pipas o en pitillo. HabГa una invasiГіn de botellas de licor.
«¿A quiГ©n conocГa Ashley que tuviera acceso a un lugar como ese? ВїCuГЎndo sucediГі? ВїCuando Stafford estaba en Washington? ВїCГіmo es que su madre no tenГa ni idea de esto?В»
Fueron las fotos con el arma las que realmente llamaron la atenciГіn de Keri. De repente, estaba al fondo, sobre una mesa, una 9 mm SIG, casi invisible, al lado de un paquete de cigarrillos, o encima de un sofГЎ, junto a una bolsa de patatas fritas. En una imagen, Ashley estaba afuera, en algГєn lugar del bosque, cerca del rГo, disparГЎndole a unas latas de Coca-Cola.
«¿Por quГ©? ВїEra solo por diversiГіn? ВїEstaba aprendiendo a protegerse a sГ misma? Si era asГ, Вїde quГ©?В»
Curiosamente, las fotos de Denton Rivers habГan ido disminuyendo considerablemente en los Гєltimos tres meses, que coincidГan con otras nuevas de un chico con unВ atractivo impresionante y una larga y salvaje melena de abundante cabello rubio. En muchas de esas fotografГas, iba sin camiseta, mostrando sus bien definidos abdominales. ParecГa muy orgulloso de ellos. Una cosa era cierta: era evidente que no era un chico de secundaria. Se veГa como de poco mГЎs de veinte.
«¿Era Г©l quien tenГa acceso al bar?В»
Ashley habГa tomado un buen nГєmero de fotos erГіticas de sГ misma. En algunas, enseГ±aba las bragas. En otras, no llevaba nada a excepciГіn de un tanga, a menudo una tocГЎndose de manera sugerente. En las fotos no se le veГa nunca la cara pero se trataba sin duda de Ashley. Keri reconociГі su dormitorio. En una imagen vio la estanterГa al fondo con el viejo libro de matemГЎticas que escondГa su falsa identificaciГіn. En otra vio el peluche de Ashley al fondo, descansando sobre su almohada pero con la cabeza girada como si no soportara mirar. Keri sintiГі ganas de vomitar pero se contuvo.
VolviГі al menГє principal del telГ©fono y pulsГі Mensajes para ver los mensajes de la chica. Las fotos erГіticas de Fotos habГan sido enviadas una por una a alguien llamado Walker, al parecer el chico de los abdominales. Los mensajes que las acompaГ±aban dejaban poco a la imaginaciГіn. A pesar de la conexiГіn especial de Mia Penn con su hija, estaba empezando a parecer que Stafford Penn comprendГa a Ashley mucho mejor que la madre.
HabГa tambiГ©n un mensaje para Walker de hacГa cuatro dГas que decГa:
«Formalmente le di una patada a Denton. Espero drama. Ya te contaré».
Keri apagГі el telГ©fono y se sentГі en la oscuridad del cobertizo, pensando. CerrГі los ojos y dejГі que su mente vagara. Una escena se formГі en su mente, una tan real como si ella misma estuviera allГ.
Era una soleadaВ y agradable maГ±anaВ de un domingo de septiembre, llena por el infinito de un cielo azul californiano. Estaban en el parque infantil, ella y Evie. Stephen regresaba esa tarde de una excursiГіn a pie por el Parque Nacional de los ГЃrboles de JosuГ©. Evie llevaba una camiseta color lila, pantalones cortos de color blanco, medias blancas de encaje y bambas.
TenГa una amplia sonrisa. TenГa los ojos verdes. TenГa el pelo rubio y ondulado, recogido en trenzas. TenГa el incisivo superior partido, era un diente definitivo, no de leche, asГ que necesitarГa que se lo arreglaran en algГєn momento. Pero cada vez que Keri sacaba el tema, Evie entraba en pГЎnico, asГ que aГєn no la habГa llevado.
Keri estaba sentada en el cГ©sped, con los pies descalzos y los papeles esparcidos a su alrededor. Estaba preparando sus notas para una intervenciГіn que harГa a la maГ±ana siguiente en la Conferencia de CriminologГa de California. Contaba incluso con un conferencista invitado, un detective del Departamento de PolicГa de Los ГЃngeles llamado Raymond Sands a quien ella habГa consultado en unos pocos casos.
–Mami, ¡vamos a buscar yogur helado!
Keri mirГі la hora.
Casi habГa acabado y habГa un local de Menchie’s de camino a casa.
–Dame cinco minutos.
–¿Eso quiere decir que s�
Ella sonriГі.
–Eso quiere decir que sГ, un sГ grande.
–¿Puedo ponerme virutas o solo toppings de frutas?
–A ver cГіmo te lo digo… Вїsabes quГ© podemos poner en las macetas del jardГn?
–¿Qué?
–¡Virutas de madera! ¿Lo entiendes?
–Claro que lo entiendo, mami. ¡Ya no soy pequeña!
–Claro que no. Discúlpeme usted. Solo dame cinco minutos.
VolviГі a concentrarse en el discurso. Un minuto despuГ©s, alguien pasГі junto a ella y le tapГі por un instante con su sombra la pГЎgina. Molesta por la distracciГіn, intentГі volver a concentrarse.
De repente, la tranquilidad se rompiГі por un grito que helaba la sangre. Keri levantГі la vista, sobresaltada. Un hombre con una cazadora y una gorra de bГ©isbol huГa rГЎpidamente. Solo pudo verle la espalda pero podГa afirmar que llevaba algo en brazos.
Keri se puso de pie y buscГі desesperadamente con la mirada a Evie. No se veГa por ningГєn lado. Keri empezГі a correr detrГЎs del hombre incluso antes de estar segura. Un segundo despuГ©s, la cabeza de Evie asomГі por un lado del cuerpo del hombre. Se veГa aterrada.
–¡Mami! —gritaba—. ¡Mami!
Keri los persiguiГі, a toda velocidad. El hombre llevaba ventaja. Para cuando Keri habГa recorrido la mitad del cГ©sped, Г©l ya estaba en el aparcamiento.
–¡Evie! ¡Suéltala! ¡Alto! ¡Que alguien detenga a ese hombre! ¡Tiene a mi hija!
La gente miraba pero la mayorГa parecГa confundida. Nadie se levantГі a ayudar. Y ella no veГa a nadie en el aparcamiento para pararlo. Vio a dГіnde se dirigГa. HabГa una furgoneta blanca al otro extremo del aparcamiento, estacionada en paralelo a la acera para salir fГЎcilmente. Г‰l ya estaba a menos de quince metros cuando de nuevo escuchГі la voz de Evie.
–¡Por favor, mami, ayúdame! —suplicó.
–¡Ya vengo, cariño!
Keri corriГі todavГa mГЎs, con la vista nublada por las lГЎgrimas ardientes, sobreponiГ©ndose a la fatiga y el miedo. Ya estaba en el borde del estacionamiento. No le importaban los minГєsculos fragmentos de asfalto que se le clavaban en sus pies desnudos.
–¡Ese hombre tiene a mi hija! —gritó de nuevo, apuntando en esa dirección.
Un adolescente que llevaba una camiseta y su novia salieron de su coche, a unos pocos paso de la furgoneta. El hombre pasГі corriendo justo al lado de ellos. ParecГan desconcertados hasta que Keri gritГі de nuevo.
–¡Paradlo!
El chico comenzГі a caminar hacia el hombre, y luego echГі a correr. Para entonces el hombre habГa llegado a la furgoneta. DeslizГі la puerta del lado y tirГі a Evie hacia el interior como si fuera un saco de patatas. Keri escuchГі el golpe sordo del cuerpo al impactar contra algo sГіlido.
CerrГі la puerta violentamente y enseguida dio la vuelta corriendo para llegar al lado del conductor, donde el adolescente lo alcanzГі y lo agarrГі por un hombro. El hombre dio media vuelta y Keri pudo verlo mejor. Llevaba unas gafas de sol y la gorra con la visera baja y era difГcil verle a travГ©s de las lГЎgrimas. Pero pudo entrever un cabello rubio y lo que parecГa parte de un tatuaje, en el lado derecho del cuello.
Pero antes de que pudiera percibir algo mГЎs, el hombre echГі hacia atrГЎs el brazo y le soltГі un puГ±etazo al adolescente en la cara, haciendo que se estrellara con un coche cercano. Keri escuchГі un doloroso crujido. Vio que el hombre sacaba un cuchillo de la funda que llevaba en el cinturГіn y lo clavaba en el pecho del adolescente. Lo sacГі y aguardГі un segundo hasta ver que el chico caГa al suelo antes de salir corriendo hacia el asiento del conductor.
Keri se forzГі a sacarse de la cabeza lo que acababa de ver y no se concentrГі en otra cosa que no fuera llegar hasta la furgoneta. OyГі que el motor se encendГa y vio que comenzaba a arrancar. Estaba a menos de seis metros.
Pero el vehГculo ya estaba acelerando. Keri siguiГі corriendo pero sentГa que su cuerpo empezaba a rendirse. MirГі la matrГcula para memorizarla. No habГa ninguna.
BuscГі sus llaves y recordГі que estaban en su bolso, en el parque. CorriГі hasta donde estaba el adolescente, con la esperanza de coger las de Г©l y su coche. Pero cuando llegГі hasta el chico, vio que su novia estaba arrodillada junto a Г©l y lloraba desconsolada.
LevantГі la vista de nuevo. La furgoneta ya estaba lejos, dejando atrГЎs un rastro de polvo. Ella no tenГa matrГcula, ninguna descripciГіn que dar, nada que ofrecer a la policГa. Su hija habГa desaparecido y ella no sabГa quГ© hacer para recuperarla.
Keri se dejГі caer al suelo junto a la chica adolescente y comenzГі a llorar de nuevo, sin que pudieran distinguirse los gemidos de desesperaciГіn de una y de otra.
Cuando abriГі los ojos estaba de nuevo en la casa de Denton. No recordaba haber salido del cobertizo ni haber caminado por el cГ©sped reseco. Pero de alguna manera habГa llegado a la cocina de Rivers. Con esta eran dos en un dГa.
Esto iba a peor.
EntrГі de nuevo en la sala, mirГі a Denton a los ojos, y dijo:
–¿Dónde está Ashley?
–No lo sé.
–¿Por qué estás en posesión de su teléfono?
–Se lo dejó aquà ayer.
–¡Mentira! Ella rompiГі contigo hace cuatro dГas. No estaba aquГ ayer.
El puГ±etazo verbal se hizo evidente en la cara de Denton.
–Vale, se lo quité yo.
–¿Cuándo?
–Esta tarde, en la escuela.
–¿Solo se lo quitaste de la mano?
–No, tropecé con ella después del último toque de timbre y se lo saqué del bolso.
–¿Quién es el propietario de la furgoneta negra?
–No lo sé.
–¿Un amigo tuyo?
–No.
–¿Alguien que contrataste?
–No.
–¿Cómo te hiciste esos rasguños en el brazo?
–No lo sé.
–¿Cómo te hiciste ese chichón en la cabeza?
–No lo sé.
–¿De quién es la sangre que hay sobre la alfombra?
–No lo sé.
Keri cambiГі los pies de posiciГіn y tratГі de contener la furia que crecГa en su sangre. SentГa que estaba perdiendo la batalla.
Lo mirГі fijamente y dijo, sin emociГіn:
–Voy a preguntarte una vez más: ¿dónde está Ashley Penn?
–Que te follen.
–Respuesta incorrecta. Piensa en ello de camino a la comisarГa.
Le dio la espalda, dudГі por un instante y entonces, de repente, se girГі y lo golpeГі con el puГ±o fuerte y cerrado, con cada gramo de frustraciГіn en su cuerpo. Le dio de lleno en la sien, en el mismo punto de la herida anterior. Esta se abriГі y salpicГі de sangre todo, incluyendo la blusa de Keri.
Ray la contemplГі incrГ©dulo, paralizado. Entonces puso de pie a Denton Rivers de un solo tirГіn y dijo:
–¡Ya oГste a la seГ±orita! ВЎMuГ©vete! Y no tropieces ni te des un golpe en la cabeza con otra mesa de centro.
Keri le dedicГі una sonrisa agridulce pero Ray no se la devolviГі. ParecГa horrorizado.
Algo como esto podГa costarle a ella su trabajo.
A ella no le importaba, sin embargo. Lo Гєnico que le importaba ahora mismo era hacer que este mocoso hablara.
CAPГЌTULO CINCO
Lunes
Al atardecer
Keri condujo el Prius, con Ray en el asiento de pasajero, mientras seguГan a la patrulla que ella habГa llamado para trasladar a Rivers a comisarГa. Keri escuchaba en silencio mientras Ray atendГa el telГ©fono.
La capitana a cargo de la DivisiГіn Los ГЃngeles Oeste era Reena Beecher, quien serГa puesta al tanto de la situaciГіn por el jefe de la Unidad de Delitos Mayores de la DivisiГіn PacГfico, el teniente Cole Hillman, jefe de Keri y Ray. Era Г©l a quien Ray estaba informando. Hillman, o Martillo como algunos de sus subordinados le llamaban, tenГa jurisdicciГіn sobre personas desaparecidas, homicidio, robo y crГmenes sexuales.
Para Keri, no era santo de su devociГіn. Para ella, Hillman parecГa mГЎs interesado en salvar el culo que en jugГЎrselo todo para resolver los casos. QuizГЎs los aГ±os de servicio le habГan suavizado. No tenГa escrГєpulos en atacar a los detectives que no limpiaban las mesas de su lista de casos abiertos. De allГ el apodo de Martillo, que parecГa encantarle. Pero para la mentalidad de Keri Г©l era un hipГіcrita que se cabreaba cuando no cerraban casos y se cabreaba tambiГ©n cuando se arriesgaban para resolver esos mismos casos. Keri pensaba que un apodo mГЎs apropiado era В«imbГ©cilВ». Pero ya que no lo podГa llamar asГ, su pequeГ±a rebeliГіn era no llamarlo tampoco por su apodo.
Keri acelerГі por las calles de la ciudad, tratando de no perder al vehГculo del escuadrГіn que iba delante. Junto a ella, Ray resumГa para Hillman el cГіmo una llamada al caer la tarde acerca de una adolescente, que llevaba desaparecida un par de horas, se habГa transformado de pronto en una situaciГіn potencial de secuestro de la hija quinceaГ±era de un senador de los Estados Unidos. DescribiГі el vГdeo de vigilancia de la oficina de prГ©stamos, la visita a casa de Denton Rivers (excepto algunos detalles) y todo lo que habГa pasado entre una cosa y la otra.
–La detective Locke y yo estamos llevando a Rivers a comisarГa para hacerle mГЎs interrogatorios.
–Espera, espera —dijo Hillman—. ¿Qué está haciendo Keri Locke en este caso? Esto está muy por encima de su rango, Sands.
–Ella cogiГі la llamada, teniente. Y ella ha descubierto casi todas las pistas que tenemos hasta ahora. Ya casi estamos en comisarГa. Le daremos mГЎs informaciГіn despuГ©s, seГ±or.
–Bien. Estaré allà pronto. Tengo que llamar a la capitana Beecher de todas formas. Ella querrá un informe sobre esto. He convocado a todo el personal para una reunión en quince minutos.
ColgГі sin decir nada mГЎs.
Ray se dirigiГі hacia Keri y dijo:
–Nos darán una patada tan pronto les demos un informe completo, pero al menos hicimos algún progreso.
Keri frunciГі el ceГ±o.
–Van a cagarla —dijo.
–Tú no eres la única investigadora buena en esta ciudad, Keri.
–Ya lo sé. Estás tú también.
–Gracias por ese cumplido ligeramente condescendiente, compañera.
–No lo dudes —replicó ella y, a continuación, añadió—: No le gusto a Hillman.
–No sé nada de eso. Yo pienso que él te encuentra un poco… atrevida para ser alguien con tan poca experiencia.
–PodrГa ser. O podrГa que Г©l es un imbГ©cil. No pasa nada. A mГ tampoco me gusta Г©l.
–¿Por qué dices eso?
–Porque es un pelota, un chupatintas y no tiene iniciativa. Además, cuando me cruzo con él en el pasillo sus ojos no suben más allá de mi pecho.
–Oh. Bueno, si vas a reprochar eso a cada policГa que lo haga, solo te quedarГЎn imbГ©ciles.
Keri le echГі una mirada de complicidad.
–Exactamente —dijo ella.
–Intentaré no tomármelo como algo personal —dijo él.
–No seas tan sensible, Gigante de Hierro.
Г‰l permaneciГі por un momento en silencio en el asiento de pasajero. Keri estaba segura de que Г©l querГa decir algo pero no estaba seguro de cГіmo plantearlo. Finalmente hablГі:
–¿Vamos a hablar de lo que pasó?
–¿Qué?
–Ya sabes, que agrediste a un menor.
–Ah, eso. PreferirГa que no. AdemГЎs, creo que dijiste que se dio un golpe en la cabeza con la mesita.
–Si resulta que Г©l no estГЎ metido en esto y presenta una queja, podrГa haber consecuencias.
–No me preocupa.
–Bueno, pues a mГ sГ. Puede que sea porque estamos acercГЎndonos al aniversario. ВїHas llamado Гєltimamente a la Dra. Blanc?
El silencio de Keri le sirviГі de respuesta.
–QuizГЎs deberГas hacerlo —dijo Г©l en voz baja.
Keri entrГі en el aparcamiento de la DivisiГіn, poniendo fin a la conversaciГіn.
Denton Rivers fue llevado a la sala de interrogatorios mientras Keri rellenaba la denuncia de cargos contra Г©l por robo de propiedad, concretamente del mГіvil de Ashley. BastarГa para retenerlo por unas pocas horas. Para entonces, con algo de suerte, habrГan averiguado algo mГЎs.
DespuГ©s de eso, se dirigieron a la Sala de juntas A, la gran sala donde los comandantes de guardia distribuГan las tareas al comienzo de cada turno. La reuniГіn general de Hillman estaba a punto de comenzar.
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